martes, 27 de octubre de 2015

La isla escondida del Mont Saint-Michel

Mont Saint-Michel

Uno de los lugares más impresionantes, no sólo de Normandía o Francia, si no del mundo. Enclave que adorna más de un catálogo y que resulta tan evocador como lo es cuando por fin lo tienes frente a ti.
Como dicen en France Voyage la mejor experiencia, más que incluso la experiencia en sí, es el tiempo que se emplea en el acceso al Mont Saint-Michel. Si llegas desde Beauvoir, población que está a sólo 5 kilómetros y es mucho más económica para alojarse, empezarás a recorrer una carretera rodeada de campos, donde a lo lejos podrás ver como despunta, minúsculo, el Mont Saint-Michel.
Prepárate para ir parando cada pocos minutos para ir haciendo fotografías y disfrutar de la belleza del lugar. Merece muchísimo la pena.
La mejor forma de conocer el Mont Saint-Michel es perdiéndose por sus calles, sin rumbo fijo, intentando alejarse en algún momento de la zona más turística para disfrutar del enclave con tranquilidad.
Pero hay una visita que no se puede obviar y esta es la de la Abadía del Mont Saint-Michel, que es una de las imágenes más típicas de esta zona, con sus torres y torrecillas.
La Abadía se alza en lo alto de un islote, rodeado de murallas y almenas, que está unido a tierra firme por un paso elevado. Esto es en resumen el Mont Saint-Michel.
Dicen que fue fundada cuando en el s.VIII el obispo Aubert de Avranches en sueños tuvo la aparición del arcángel San Miguel. Si os fijáis en la parte alta de la Abadía hay una estatua de San Miguel matando a un dragón, símbolo del triunfo del bien sobre el mal.
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